Publio Cornelio Escipión
Africano Mayor (Roma, 20 de junio de 236 a. C. – Liternum, Campania, 3 de
diciembre de 183 a. C.),
también conocido como Escipión Africano, el Mayor y el Grande, fue un
importante político de la República
romana que sirvió como general durante la Segunda Guerra
Púnica.
Su fama se debe a que fue el
único general romano que pudo derrotar a Aníbal, en la batalla de Zama (202 a.c.), victoria que le
valió añadirse su segundo cognomen, Africano. El hecho de que el pueblo
romano le apodara Aníbal Romano demuestra que fue uno de los mejores
generales de la Edad
Antigua, y el más destacado de la historia de la Antigua Roma antes de
Cayo Mario, Cneo Pompeyo Magno y Julio César.
Es descrito por las fuentes
antiguas como un hombre de carácter benévolo, de ideología liberal, afable y
magnánimo. Su genio militar se debió a la perspicacia y al ingenio, esparciendo
además entre sus legiones, en varias ocasiones, la idea de que actuaba bajo la
protección de los dioses del panteón romano.
Al llegar a Hispania, los
romanos controlaban otra vez sólo la costa nororiental, territorio que coincide
actualmente más o menos con la zona de Cataluña. Además, el ejército estaba desmoralizado
por las derrotas y en clara inferioridad numérica frente al ejército de Asdrúbal
Barca y sus aliados celtíberos.
Aunque tenía órdenes de
permanecer a la defensiva, las desobedece y prepara la invasión de la Iberia cartaginesa. Ordena
que la flota romana cargue con el equipo y las provisiones, mientras sus
soldados avanzan rápidamente por la costa. Se dice que recorrió con todo el
ejército, en una semana, el territorio comprendido entre sus bases en la actual
Cataluña y la capital cartaginesa en Hispania, Cartago Nova, la actual Cartagena.
El ejército cartaginés, que
desconocía la marcha de Escipión hacia su capital y se hallaba en bases muy
alejadas, fue incapaz de llegar a tiempo para evitar el sitio. Carthago Nova
cae en el 209 a. C.
tras un brevísimo episodio. Las tropas de Escipión atacaron por tres puntos: el
istmo que unía la ciudad con tierra, por mar y por la laguna del norte de la
ciudad, que estaba descubierta de defensores. Escipión, dando muestras de una
magnanimidad y moderación impropias de su época, prohíbe el saqueo de la ciudad
y respeta la vida de sus ciudadanos; respetando también la vida de Magón Barca,
hermano menor de Aníbal.
Muchos historiadores
consideran la caída de Carthago Nova como el punto de inflexión de la Segunda Guerra
Púnica. No en vano Cartago no sólo había perdido su capital en Hispania, su
principal base naval, sino también sus minas de plata, gran cantidad de víveres
y armas almacenadas e incluso a los prisioneros y rehenes con los que se
aseguraban la lealtad de los pueblos sometidos.
Escipión regresó a Tarraco sin
ser molestado, donde permaneció durante el resto del año, ya que sus fuerzas no
eran lo suficientemente numerosas para enfrentarse al enemigo en el campo de
batalla, y estaba ansioso por fortalecer alianzas con los jefes hispanos.
En esto tuvo más éxito de lo
que se podía haber anticipado. La captura de Carthago Nova, así como su
popularidad personal, llevó a que muchas de las tribus hispanas desertaran de
la causa cartaginesa, y cuando retomó las acciones en el año siguiente, 209 a. C., Indíbil y Mandonio,
dos de los más poderosos y hasta ahora más fieles partidarios de Cartago,
abandonarón el campamento de Asdrúbal y esperaron la llegada de Escipión.
Reforzado con sus nuevos
aliados, el ejército romano avanza con rapidez por el sur. En el año 208 a. C. se
enfrentan en Hispania Asdrúbal y Escipión en la batalla de Baecula, que termina
con la victoria de los romanos. Sin embargo, el cartaginés logra escapar con
parte de sus tropas y marcha por la
Meseta, logrando pasar los Pirineos hacia Italia para
encontrarse con su hermano Aníbal, aunque antes de conseguirlo es derrotado por
los dos ejércitos consulares, tras una emboscada, en la batalla del Metauro (207 a.C.).
Al año siguiente, el propretor
Marco Silano derrotó a Magón en Celtiberia, con lo cual este último marchó al
sur del país y se unió a Asdrúbal, el hijo de Giscón, en la Bética.
Escipión aprovecha para
realizar la conquista del valle del Guadalquivir, llamado Baetis en época
romana. En el 206 a. C.
se produce la última gran batalla en suelo hispano, enfrentándose cartagineses
y romanos en la batalla de Ilipa, cerca de Hispalis. Escipión volvió a
triunfar, y el ejército cartaginés quedó definitivamente destruido. Las últimas
bases de Cartago en Hispania caen rápidamente. La última ciudad púnica en
Hispania, Gadir (la actual Cádiz), se rinde ese mismo año. Durante la campaña,
Escipión asienta a sus heridos y veteranos en una ciudad turdetana
preexistente, a la que llamó Itálica, bajo y junto al actual Santiponce, unos
kilómetros al norte de Hispalis, la moderna Sevilla.
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